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ACADEMIA | Dos escritores de la Brevedad: Arreola y Monterroso.

  • Foto del escritor: Karla Angélica López
    Karla Angélica López
  • 27 oct 2015
  • 11 Min. de lectura

Actualizado: 30 ago 2019


* Ensayo escrito para IMNRC, Mty, N.L., México. .

Este ensayo tiene como finalidad determinar los puntos relevantes, desde mi punto de vista, acerca de lo que el género literario de la brevedad puede constituir para la actual sociedad que vive entre el bullicio de las tecnologías comunicacionales. Una propuesta de uso expresivo para los nuevos escritores, así como una invitación para los lectores.

El presente escrito consta de tres partes. La primera, coloca la relación entre sociedad y sus necesidades, con la tecnología y sus usos. La segunda parte aborda a la Brevedad, las características del microrrelato con ejemplos relacionados a dos de sus más importantes representantes, Juan José Arreola y Augusto Monterroso. Al final se presentará la propuesta del uso del microrrelato en la comunicación a través de redes sociales, así como la conclusión sobre el proceso del estudio y desarrollo del tema.

“El arte de escribir consiste en decir mucho con pocas palabras.”

Ánton Chéjov

La Brevedad como forma de expresión en la sociedad actual

El presente de la sociedad y sus necesidades.

Parece ser que nuestra identidad social está determinada por la situación mediática en la que actualmente los seres humanos estamos sumergidos. La información, a la que gran mayoría de nosotros tenemos acceso, viaja a una velocidad inmediata gracias a las nuevas tecnologías, que aunque en muchas ocasiones más allá de sernos útiles y beneficiosas, reflejan un retroceso en el comportamiento de algunos sectores de la sociedad. Un ejemplo de ello es el haber añadido la rutina del uso de las redes sociales a la vida cotidiana, ya es parte de nuestra cultura, es en gran parte aceptada. Si bien, sabemos de sus ventajas como medio de comunicación, es también cierto que mucho del contenido que recibimos es tan desatinado en cuanto a su forma, en unas veces, como innecesario en muchas otras.

Comenzar este ensayo con abordar el lado frío de los medios de comunicación para después hablar sobre literatura parte de la necesidad de mostrar la importancia que tiene la forma del discurso en la expresión transmitida. Que la inmediatez con que la información se envía y es recogida encierre a este segmento de la sociedad en el ciclo de querer que todo fluya con rapidez, presenta un panorama social de tedio ante aquellos mensajes llenos de texto, que independientemente de su calidad, en muchas ocasiones se prefiere desechar, colocando como excusa al tiempo y la falta que hace.

Otro punto que vale la pena comentar es el creciente uso del espacio en Internet como medio de denuncia a problemas socio-económicos, así como políticos, de carácter personal y religioso, entre otros. Parte esencial del ser humano es querer ser escuchados, la gente expresa sus inconformidades con cada vez más frecuencia y gusta ser partícipe comentarista de aquello que otras personas denuncian. Es aquí donde el transmisor ha de hacer su mejor jugada para evitar la censura que invade cada área en nuestras vidas, y es aquí en donde la risa oscura que provoca la ironía puede cubrir la dureza del mensaje o al menos suavizar el dolor del golpe de quien lo recibe; aunque hay que advertir que esta herramienta no nos salva de la posible censura.

En resumen, las necesidades de esa parte de la sociedad lectora en la actualidad inmersa en las redes virtuales son: a) de ahorro de tiempo, el ritmo de andar incrementa y hay que seguir el paso; b) textos ricos en su contenido, satisfacen el espíritu dentro del caos informativo.

El lector elige aquello que quiere consumir entre ese universo de letras esparcidas, de igual manera sabemos que el tiempo empleado para la creación de una obra literaria es relativo. No busco imponer los textos breves a escritores y lectores, sino presentar sus ventajas frente a otros textos. Hablaremos entonces de las características que destacan al uso del microrrelato de entre otras construcciones literarias en la actualidad.

Características del microrrelato. Arreola y Monterroso como ejemplos de su uso

Juan José Arreola (1918-2001), mexicano nacido en Jalisco, y Augusto Monterroso (1921-2003), hondureño y nacionalizado guatemalteco, son dos de los más importantes escritores de la brevedad, cuyos textos, más allá de ser reconocidos simplemente por la extensión de ellos, representaron el uso de la palabra en su máximo esplendor, conmoviendo a los lectores más exigentes y conquistando el área de la crítica social.

Cuando mencionamos a la brevedad como factor fundamental es porque así lo es, sin embargo como señalé antes, no es la brevedad en sí lo que hace valorar al texto, sino el contenido de éste dentro de lo breve. Los relatos de esta estirpe han recibido distintos nombres; son Arreola y Monterroso quienes los han llamado varia invención[1]. Felipe Vázquez menciona que este género aparece “como la resultante de tres vectores: la libertad, la imaginación y la inteligencia. Un triángulo creativo que se condiciona y complementa con un triángulo de orden formal: la hibridación genérica, la intertextualidad y la brevedad (una brevedad signada por la tensión)”[2].

Traduciendo el género varia invención a un término más abierto, hablaremos del microrrelato. Fue en el año 1977 cuando el escritor mexicano José Emilio Pacheco utilizó por primera vez el término microrrelato, que forma parte de la supercategoría denominada minificción, la cual también encierra a formas no narrativas. El microrrelato se caracteriza principalmente por su brevedad, ya que de ella parten otras de sus propiedades. Aunque la extensión es relativa, pues bien puede llamarse breve a un texto de una hoja así como al de tres líneas. Sin embargo es la economía del lenguaje la que asegura su función como microrrelato ya en torno a un mensaje planteado[3].

De esa economía parte otra característica de estos textos, como lo es el mencionar situaciones estereotipadas o personajes conocidos previamente, con el objetivo de evitar el planteamiento -posiblemente extenso- en la presentación de un nuevo personaje o de alguna situación, esto es el uso de la Intertextualidad[4]. Un ejemplo de ello es ‘La Oveja Negra’ de Augusto Monterroso:

En un lejano país existió hace muchos años una Oveja Negra. Fue fusilada. Un siglo después, el rebaño arrepentido le levantó una estatua ecuestre que quedó muy bien en el parque. Así, en lo sucesivo, cada vez que aparecían ovejas negras eran rápidamente pasadas por las armas para que las futuras generaciones de ovejas comunes y corrientes pudieran ejercitarse también en la escultura. (La Oveja Negra y demás fábulas 25)

En general conocemos la imagen de la oveja negra relacionada a la persona cuyo carácter se sale de lo estipulado por las normas estéticas, éticas o morales. Monterroso no hace esta explicación, tan sólo presenta al ícono, y es el lector quien posee el conocimiento previo, agrega significado y complementa la historia. También Arreola lo hace en ‘El Mundo’:

Dios todavía no ha creado el mundo; sólo está imaginándolo, como entre sueños. Por eso el mundo es perfecto, pero confuso. (Lagmanovich 9)

No es necesario explicar quién es Dios, ni las historias sobre la creación del mundo. Nuestro conocimiento previo del tema coloca con perfección los componentes en un relato totalmente comprensible.

Es a través del “uso de la sátira, la parodia de géneros y la recreación de modismos y tópicos de la cultura universal”, que la intertextualidad puede mostrarse[5]. En el plano ficcional se dibuja a la parodia, la crítica ante el homenaje del personaje o la situación representada. Como lo hace el escritor mexicano José de la Colina con su texto ‘La Culta Dama’, en el que menciona al famoso microrrelato de Monterroso.

‘La Culta Dama’

Le pregunté a la culta dama si conocía el cuento de Augusto Monterroso titulado “El Dinosaurio”. —Ah, es una delicia—me respondió—, ya estoy leyéndolo. (Lagmanovich 6)

La re-contextualización del objeto parodiado no ha de ser precisamente utilizado con fines de burla; es en muchas ocasiones que puede dejarnos riendo.

‘La cucaracha soñadora’

Érase una vez una Cucaracha llamada Gregorio Samsa que soñaba que era una Cucaracha llamada Franz Kafka que soñaba que era un escritor que escribía acerca de un empleado llamado Gregorio Samsa que soñaba que era una Cucaracha. (La Oveja Negra y demás fábulas 51)

Hay los homenajes que nos llevan a pensar más allá de lo que dura la lectura.

‘Cien’

Al despertar, Augusto Monterroso se había convertido en un dinosaurio. “Te noto mala cara”, le dijo Gregorio Samsa, que también estaba en la cocina. José María Merino (En Lagmanovich 8)

Existe una experimentación lingüística, y la narrativa es también “intensa” [6]. El texto requiere la atención constante por parte del lector. En el caso del microrrelato existe el beneficio de ser contado en menos palabras; ahorrar terreno por medio de alegorías y etiquetas requiere de precisión en el lenguaje. Fernández Ferrer asegura: “la lectura instantánea, de un tirón, abarcadora de todo un relámpago narrativo que se percibe en su mínima expresión posible pero con la máxima intensidad” (11). Utilizar las palabras adecuadas mantiene el mensaje del autor constante y directo al entendimiento del lector. Esto permite una lectura que atrapa hasta el final y que facilita su segunda revisión.

‘Cuento de horror’

La mujer que amé se ha convertido en fantasma. Yo soy el lugar de las apariciones. Arreola, de Palindroma, 1980. (En Lagmanovich 13)

Aunque parece que el texto es fijo, éste sólo cambia de acuerdo al lector, quien le agrega el significado que más se acomode a sus propias perspectivas. Arreola escoge las palabras justas, que concreten la historia que nos quiere contar: aquella en que la mujer amada ha desaparecido, ya sea tras su muerte o al terminar la relación, y se ha convertido en un fantasma, aparición o recuerdo que le persigue, pues es él, su mente, es el lugar de las apariciones. Desde el título ‘Cuento de Horror’, se advierte una tensión que encierra a la historia, pero el círculo lo completa el lector, quien elige el ciclo que considere más propio.

Y hablando del final del microrrelato se deben tomar en cuenta dos de sus propiedades, la cual una sigue a la otra. El final no es conclusivo, es decir, no hay una solución concreta del tema planteado, la ambigüedad reina en el texto, dentro del humor, y en él la crítica, revelando la constante participación del lector; es todo esto dentro del mismo texto lo que provoca un impacto al receptor, que lo hace cautivo ante el relato. Es tan rápido y directo que no se puede escapar de él. David Roas dice que el microrrelato “es una estructura abierta en lo que se refiere a su interpretación” (citado por Valacre 20)

‘Homero Santos’

Los habitantes de Ficticia somos realistas. Aceptamos en principio que la liebre es un gato. (Arreola, Palíndroma 1971)

Es el mismo Roas, quien da una definición del microrrelato:

“… género narrativo breve, que cuenta una historia en la que predomina la concisión […] presenta la experimentación y se vale de la reescritura o de lo intertextual; tampoco debería faltarle la ambigüedad, el ingenio ni el humor. […] Su estrategia compositiva consiste en arrancar de inmediato para acabar al instante, mientras que en el cuerpo del texto no puede haber vacilaciones puesto que gran parte del cuerpo del tejido narrativo debe permanecer elíptico o sobreentendido.” (20)

Los microrrelatos, facilitadores de la interacción internauta

En un inicio planteamos la visión general del uso de los medios tecnológicos a través de los cuales nos comunicamos en la actualidad. Del Internet se desprenden diversas plataformas; aquellas que involucran texto son algunas redes sociales, los blogs, las revistas digitales, los portales de noticias, etcétera. A través de dichos medios, la información de toda índole se transmite de persona en persona, formando una red de conocimiento sobre un hecho. El poder de dicha red concentra a un colectivo universal capaz de lograr despertar el ánimo de cada uno de sus participantes hacia el pensar, formarse una opinión, transmitir esa idea en forma de rechazo o aceptación; ese debate se extiende y traspasa el ciberespacio, la noticia se comunica personalmente, trasciende la historia, sucede un cambio.

“Decir mucho con poco”, es el truco que debe practicar el escritor actual para lograr la magia: ser leídos y escuchados a través de nuestras letras. Las redes sociales son el escenario ideal para hacer el acto final, la transmisión es masiva; su diseño es como un embudo en el que millones de mensajes se depositan, conforme caen del recipiente perforado su forma de hace cada vez más angosta, es el tiempo el que se hace corto, nuestro mensaje se escurre y pasa rápidamente. También son medios que permiten la multidireccionalidad de la comunicación, el contenido rebota, la recepción también puede ser masiva, pero aunque así lo haga sólo en la mente de una o dos personas, el objetivo de transmisión se habrá cumplido.

El microrrelato encierra las necesidades del escritor dirigidas a las necesidades del lector en el vaciado cultural moderno en que se encuentra. En otras palabras, es el autor del microtexto el responsable de la creación, del depósito de contenido en unas cuantas palabras, que entre menos sean, probablemente captarán la atención de más usuarios, ya que ellos, en su estado activo de persona que mezcla los quehaceres diarios con las revisiones esporádicas de su red social, no tendrán el tiempo que no quieran brindar. Un texto corto resulta ser más atractivo.

Las ventajas de la presencia de los microtextos en los medios de comunicación masiva, se dan tanto para el escritor como para el lector. El primero quiere ser leído, el segundo necesita textos directos. La reacción de los participantes en la recepción es de participación, sin embargo, es la intención del mensaje la que podrá marcar una posible segmentación de la opinión. El público es tan variado que se esperan infinitas interpretaciones sobre unas cuantas palabras. Toda esta intercomunicación es inmediata.

La invitación al uso de los microtextos se dirige tanto escritores, como a simples usuarios de la red; para el lector, que muchas de las veces busca contenido antes de tan sólo encontrárselo en su página principal de noticias. Y es que la brevedad parece ser ya indispensable para mantener la atención del receptor, sin embargo hay que recordar que cumplir con ese simple requisito no garantiza dicha atención. El destinatario necesita una narración fluida, información necesaria, herramientas que le permitan comprender, dejándole al mismo tiempo ser cómplice y pensador, para esto se requiere ser emocional e intelectual, así se provoca la impresión y no se pierde su atención ni siquiera después de finalizar la lectura.

Concluyo entonces este ensayo con una idea planteada sobre las grandes posibilidades que nuestra cultura actual ofrece al microrrelato, cuya construcción ya de por sí pudiese consagrarse en lo alto junto con otras formas literarias más conocidas, y que agregado a las tecnologías de comunicación masiva completarían su entrega a una enorme y magnífica reconocida tendencia, la de la brevedad intelectual. Y termino con un breve cliché: “soñar no cuesta nada”.

Bibliografía.

- Arreola, Juan José. Palíndroma. 1971.

- Ferrer, Antonio Fernández. La mano de la hormiga: Los cuentos más breves de mundo y de las literaturas hispánicas. Madrid: Fugaz, 1990.

- Internacional Microcuentista. Ed. Martín Gardella. s.f. 14 de Diciembre de 2014. <http://revistamicrorrelatos.blogspot.mx/2010/12/las-doxografias-de-arreola.html>.

- Koch, Dolores M. «El Micro-relato en México: Julio Torri, Juan José Arreola y Augusto Monterroso.» El Cuento en Red. Revista Electrónica de Estudios Sobre la Ficción Breve (s.f.).

- Lagmanovich, David. «La extrema brevedad: microrrelatos de una y dos líneas.» Ed. Universidad Nacional de Tucuman. Biblioteca Virtual Universal, s.f.

- Monterroso, Augusto. «La Oveja Negra y Demás Fábulas.» Letra e, s.f. 53. electrónico. <http://www.editorialtaurus.com/uploads/ficheros/libro/primeras-paginas/200706/primeras-paginas-oveja-negra.pdf>.

- Valcarce, María Gracia Fernández-Cuesta. «El Microrrelato: Origen, Caracterísitcas y Evolución.» Málaga: Universidad de Málaga, Abril de 2012.

- Vázquez, Felipe. «Juan José Arreola y el género “varia invención”.» 2006. Ed. Espéculo. Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid. Universidad Nacional Autónoma de México. <https://pendientedemigracion.ucm.es/info/especulo/numero32/arreola.html>.

Notas al pie

[1] Koch en «El Micro-relato en México: Julio Torri, Juan José Arreola y Augusto Monterroso.» menciona otros nombres que se le dan a estos relatos: “estampas, viñetas, fábulas, alegorías, así como también artefactos, microtextos, minitextos,minicuentos, microcuentos. En la literatura brasileña, donde también inciden, se ha dado en llamarlos “crónicas”. Dos de sus adeptos en México, Juan José Arreola y Augusto Monterroso, los han llamado “varia invención”. Algunos críticos los han considerado fragmentos, en busca de moldes ya establecidos, y otros hacen gala de una mayor creatividad, y los declaran “conceptos imaginativos”.

[2] Vázquez en «Juan José Arreola y el género “varia invención”.» “En efecto, cada texto arreoliano participa de los géneros consagrados por la tradición literaria: la novela, el cuento, el ensayo, la poesía en prosa y el teatro; así como por aquellos que están en las fronteras de la literatura (y que podemos llamar géneros literarios incidentales o subgéneros literarios, siempre y cuando participen de la literariedad): el diario íntimo, la fábula, el epitafio, la entrevista, la carta, el aforismo, la noticia periodística, la parábola, el epigrama, la biografía, el bestiario, la filípica, el anuncio comercial, la reseña bibliográfica, la glosa, el apólogo, la cita parafrástica y la receta culinaria.”

[3] David Lagmanovich en «La extrema brevedad: microrrelatos de una y dos líneas.», dice que la brevedad en la minificción fue lo que llamó la atención de los críticos en un inicio, sin embargo plantea como subjetiva esta característica.

[4] Valcarce, en «El Microrrelato: Origen, Caracterísitcas y Evolución.» hace mención de Violeta Rojo, quien “cree que la condensación de la anécdota larga se puede lograr con el uso de cuadros y de relaciones intertextuales, porque el autor no puede perder el tiempo dando explicaciones, situando al lector, ni describiendo personajes o tramas” (17).

[5] Valcarce, cita a Fernando Valls en «El Microrrelato: Origen, Caracterísitcas y Evolución.».

[6] Citado por Valarce (16).

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